¿Líderes o entrenadores?
Tantas veces nos preguntamos, ¿Cuál es el rasgo diferencial de un líder?
Sin ninguna duda, el rasgo de un líder, empiaz con honestidad, humildad, ejemplaridad, audacia, capacidad estratégica, poder de la conversación, creatividad, etc.
La capacidad de enseñar y entrenar a otros es un aspecto del liderazgo, y en general en el mundo del management, por el que suelen pasar de puntillas los MBAs y el resto de los programas convencionales de formación directiva. Una faceta olvidada a la que no se le presta toda la atención que requiere. Y que, sin embargo, adquiere una importancia capital en los actuales contextos empresariales.
El líder, como responsable de personas, tiene como principal tarea el desarrollo profesional de los ejecutivos que trabajan en su equipo, una misión que no consiste únicamente en asegurarse de que su gente haga bien su trabajo, sino de que lo haga cada vez mejor y de la forma que el momento lo requiera.
Grandes cambios se están produciendo en nuestro mundo a una velocidad de vértigo, exponencial, debido, entre otros factores, a los desarrollos tecnológicos y a un cambio en el modelo cultural en las relaciones sociales.
El líder actual tiene que adquirir nuevas habilidades, que le permitan anticiparse de forma consciente al futuro y trasmitirlo entre los miembros de su equipo.
A su vez, deberá estar atento a los aprendizajes que, en modo “ascendente”, y usando buenas técnicas de retroalimentacion, le llegarán al líder desde los miembros de sus equipos, y desde el mercado.
Tales como: poner foco en técnicas de pensamiento disruptivo, catalizar el talento interconectado, potenciar las metodologías ágiles de decisión, llevar a cabo un manejo diferente del dato.
Las transformaciones más importantes que se están llevando a cabo en esta sociedad actual, son también grandes oportunidades de negocios y los nuevos líderes debe estar atento a ello.
La figura de líder-entrenador es especialmente relevante en los actuales entornos bajo metodologías agile para trabajar con los equipos, en entornos de gestión autodirigida, en los que cada empleado debe ser capaz de tomar sus propias decisiones con un creciente grado de autonomía.
Incorporar el concepto de entrenamiento a las rutinas diarias tiene numerosas ventajas. El entrenamiento hace a los profesionales puedan incorporar nuevas competencias, habilidades y conocimientos, y les hace estar mejor preparados para afrontar nuevos desafíos.
La mente también se entrena.
En un entorno en el que el cambio de mentalidad será clave para avanzar con éxito empresarial y para liderar adecuadamente, entrenar la mente será una cualidad del nuevo líder.
En la actualidad, más de 50% de los directivos de las empresas del Ibex-35 ya cuenta con servicios de entrenadores ejecutivos. Una tendencia que va en alza.